¿Sabías que el vinagre balsámico, ideal para aliñar ensaladas y verduras era en realidad un bálsamo para el dolor de garganta y para tratar esguinces?
El vinagre balsámico más conocido del mundo es de Módena, una región del nortede Italia, en donde se elabora con uvas de Lambrusco, Módena y Trebbiano. Es una variedad de origen protegida que se vende en todo el mundo. Se obtiene del mosto triturado de la uva que se cuece y madura a través de una acidificación lenta derivada de la fermentación natural, lo que le da un sabor entre dulce y amargo.
Hasta 25 años
Mientras que las versiones industriales se obtienen mediante maduración por períodos de 4 a 5 años, las versiones más limitadas de este vinagre mencionan al menos 12 doce años de maduración, en toneles de madera, al que se conoce como Refinado, o hasta 25 años de añejamiento, que es nombrado Extra Viejo.
Este tipo de vinagre tiene muchas ventajas pero uno de los inconvenientes es su alto contenido en azúcares, esto porque el mosto de las uvas tiene azúcar.
Remedio medieval
Este tipo de vinagre no se popularizó fuera de Italia hasta la década de 1980, pero en la Edad Media se usaba en torceduras y problemas reumáticos, se decía que ayudaba a disminuir el dolor, aunque en realidad cuando una zona duele y se masajea, esta acción contribuye al alivio.
Lo que sí aporta antioxidantes, compuestos son valiosos para nuestro sistema inmunológico, el vinagre balsámico es rico en polifenoles derivados de las uvas. Los polifenoles aportan beneficios al sistema cardiovascular, ayudan a controlar el peso, también tienen efectos benéficos sobre los trastornos degenerativos.
¡Toda una maravilla! ¿no?