El prosciutto es de procedencia italiana: viene la palabra italiana “prosciugare” y adivinen qué: significa “secar bien”. Su procedencia es del centro y norte de Italia.
Curado, sin cocinar y con un corte fino. Así se sirve el prosciutto (o jamón crudo) en Italia, que se elabora a partir de la pierna de cerdo o jabalí y cuyo proceso de fabricación puede durar de nueve meses a dos años, dependiendo del tamaño del jamón.
El mejor prosciutto se encuentra en la Toscana y Emilia, mientras que las piezas más renombradas y caras proceden de Parma, Fruili-Venezia Giulia y San Daniele.
Pese a que el norte y centro de Italia son grandes productores de prosciutto, Croacia y Eslovenia cuentan con sus propias versiones, que son conocidas como pršut.
Sin embargo, la gran competencia del prosciutto se encuentra en España donde grandes exponentes -el jamón serrano y el jamón ibérico-, han logrado quitarle seguidores por su exquisito sabor y diferente proceso de elaboración.
La variedad más refinada del prosciutto es el culatello, pues se hace de los cerdos más grandes y es cortada a una fracción del prosciutto normal y envejecida. Es posible que en su proceso de utilice vino.
¿Con qué comerlo?
La cocina italiana es una de las que más utiliza el prosciutto. Se come como acompañamiento de platos de verduras como espárragos o chícharos y puede incluirse en una salsa de pasta simple con crema o en platos toscanos de tagliatelle y verdura. También se utiliza como relleno para otras carnes.
Pese a eso, la forma más común de consumo es en sandwiches y paninis, además de variante de la ensalada caprese, con albahaca, tomate y mozzarella.
Italia Vs. España
Las dos variedades más conocidas de jamón curado pertenecen a España e Italia. La península Ibérica tiene como representantes el jamón ibérico y el jamón serrano, mientras que la península Itálica el prosciutto.
El jamón serrano se obtiene de la salazón y secado al aire de las patas traseras del cerdo blanco y se distingue del ibérico en que éste procede de cerdo de raza ibérica y además ha ingerido cierta cantidad de bellotas durante su periodo de engorde.
El jamón serrano es especial para comerlo acompañado de una copa de vino tinto, mientras que el ibérico con vino blanco.
Propiedades del jamón
Independiente de su origen, el jamón es un alimento rico y sabroso que contiene beneficios para la salud tales como ácidos monoinsaturados y ácido oleico, que reducen el colesterol malo y previenen enfermedades cardiovasculares.
Además son ligeros y digestivos, pues contienen una buena cantidad de proteínas.
Cuando presenta puntitos blancos es sinónimo de que ha sido curado correctamente, por lo que su envejecimiento es óptimo con cristales de tirosona, un aminoácido que aparece cuando se han degradado las proteínas.
Su olor intenso te seducirá como el Flautista de Hamelín apenas comiences a cortarlo.
Su textura está formada de pequeñas franjas que brillan.
La cantidad de sal es perfecta y su grasa hace que no pierda ni un milímetro de jugo.
Datos para una presentación perfecta
Se deben mantener a una temperatura entre 22 y 24 grados. Nunca más frío, porque o si no la grasa se endurecerá.
Córtalos siempre con un cuchillo muy afilado y obtén lonjas muy delgadas. Puedes encontrar la clásica pata delantera Batalle para lucirte con tus invitados.
Ideas para acompañarlos
Con verduras, chícharos o espárragos, estilo carpaccio.
Puedes ponerlos como relleno en tus carnes al horno.
Puedes tomar tu mini pimmer, poner sour cream y crear una exquisita pasta para untar.
Así que ya sabes cómo y de qué manera comer este tipo de carnes frias, dale un toque extra tu tabla de quesos y acompañalo con un buen vino de tu preferencia.