La piel se renueva de forma espontánea cada 28 días aproximadamente. Las células enfermas o muertas son reemplazadas de forma natural por células nuevas y en perfecto estado. Sin embargo, con el paso del tiempo esta renovación natural tarda más, por lo que resulta conveniente realizar de forma regular una exfoliación corporal y facial.
Como consecuencia, la piel empieza a mostrar signos de resequedad y poca oxigenación. Al no reemplazar las células muertas, la piel se marchita y luce apagada y envejecida.
La exfoliación corporal y facial asegura una regeneración efectiva al permitir que la piel quede más permeable y lista para absorber los nutrientes y principios activos de los productos humectantes y de rejuvenecimiento. Así mismo estimula la oxigenación celular.
La exfoliación corporal y facial, libera esas células muertas y ayuda suavemente a que éstas se desprendan, dejando paso a una piel más radiante. De ahí, la importancia de realizar un peeling de forma regular: por un lado ayuda a estimular la regeneración celular que sucede en la dermis, y, a la vez, mejora considerablemente el aspecto y la luminosidad de la epidermis.
Habitualmente, la exfoliación se usa para mejorar el aspecto de la piel dañada por el sol, disminuir arrugas, mejorar cicatrices de acné o varicela e incluso para decolorar o eliminar manchas, resultando ser un paso importante a la hora de cuidar la piel. Además, las exfoliaciones periódicas estimulan al gen p53, un auténtico “guardián” de la piel frente al cáncer de piel.
Es muy importante que las células muertas caigan completamente de la piel, para mantenerla sana, visiblemente fresca, fina y unificada en un color suave y luminoso. Pero hay que tener en cuenta que cada piel es distinta y requiere de unos hábitos, tiempos y productos adaptados a la misma.
El régimen de exfoliación corporal y facial dependerá, en gran medida, del análisis de la piel que realice el dermatólogo y de los resultados del mismo. Pese a ello, sí que existen tablas que indican, de forma general, ese régimen de exfoliación en función del tipo de piel.
Por ejemplo, la exfoliación facial de las pieles secas debe realizarse una vez a la semana. Las pieles sensibles, cada diez días y probando antes en una pequeña zona del rostro poco visible (por ejemplo, tras las orejas). Las pieles grasas sin acné se pueden exfoliar una o dos veces por semana. Y, si la piel es muy fina y sensible, la exfoliación puede hacerse cada quince días.
Por su parte, la frecuencia con la que se puede realizar una exfoliación corporal también dependerá de lo sensible que sea la piel, pudiéndola realizar una o dos veces por semana.
Sin embargo, es importante indicar que no es recomendable excederse en el peeling: sólo se conseguiría irritar la piel e incluso dejarla desprotegida. Para realizar una correcta exfoliación, conviene servirse de productos exfoliantes ecológicos que además contengan minerales y activos muy hidratantes que, al ser aplicados mediante un masaje estimulante y drenante, mejoren notablemente la calidad, aspecto, tersura y luminosidad de la piel.
Hacer una exfoliación regular en el cuerpo y en la cara es quizá uno de los rituales de belleza más sencillos, más importantes y a la vez que más beneficios tiene en la salud y en la luminosidad de la piel.